La expresión “cáncer de colon” hace referencia a un cáncer que se desarrolla en el colon, la parte más larga del intestino grueso. El cáncer rectal se desarrolla en el recto, la parte final del intestino grueso que termina en el ano.
Los principales factores de riesgode cáncer colorrectal son:
Envejecimiento: el riesgo de padecer cáncer colorrectal aumenta a medida que la persona se hace mayor
Factores de riesgo relacionados con el estilo de vida:
Alimentación: la alimentación es el factor de riesgo medioambiental más importante del cáncer colorrectal. Una alimentación rica en carnes rojas (cordero, carnero o cerdo) y carne procesada (chorizos y otras fiambres), rica en grasas y/o pobre en fibras puede aumentar el riesgo de aparición de cáncer colorrectal. El consumo elevado de alcohol es también un factor de riesgo para el cáncer colorrectal.
Obesidad: el sobrepeso aumenta el riesgo de aparición de cáncer colorrectal.
Estilo de vida sedentario: las personas que no se mantienen físicamente activas presentan un riesgo más elevado de aparición de cáncer colorrectal. Esto es independiente del peso de la persona. o La diabetes mellitus de tipo 2 aumenta el riesgo de aparición de un tumor en el intestino grueso, independientemente de si la persona sufre sobrepeso o no.
Tabaquismo: fumar aumenta el riesgo de aparición de pólipos colorrectales grandes, y ya se ha establecido que estas constituyen lesiones precancerosas.
Antecedentes de pólipos colorrectales: las excrecencias en el intestino, denominados pólipos adenomas, no son cancerosas. Sin embargo, pueden convertirse en cáncer después de un largo período de tiempo. Por consiguiente, ya se ha establecido claramente que los pólipos constituyen lesiones precancerosas. Cuando se encuentran pólipos en el intestino grueso, por ejemplo, durante un cribado, deben ser extirpados para evitar que se conviertan en cáncer.
Antecedentes de cáncer colorrectal: incluso si el tumor se ha extirpado completamente durante un tratamiento anterior, el riesgo de aparición de un nuevo tumor en otra parte del intestino grueso o en el recto aumenta.
Antecedentes de otros tipos de cáncer: los antecedentes de otros tumores, como linfoma, cáncer de testículo o cáncer de endometrio, aumentan el riesgo de aparición de cáncer colorrectal.
Enfermedad inflamatoria del intestino, como la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerativa. Estos son trastornos en los que el intestino grueso se inflama durante un largo período de tiempo. Después de muchos años, pueden provocar displasia, un trastorno en la organización de las células del revestimiento interno del intestino. La displasia puede convertirse, con el tiempo, en cáncer. El riesgo aumenta con la duración de la enfermedad intestinal inflamatoria y con la gravedad y extensión de la inflamación. El cáncer colorrectal en pacientes con enfermedad de Crohn o con colitis ulcerosa constituye aproximadamente los dos tercios de todos los cánceres colorrectales esporádicos.
Antecedentes familiares: aproximadamente el 20 % de los casos de cáncer colorrectal tienen lugar en un contexto familiar. Si un familiar de primer grado presenta cáncer colorrectal, el riesgo de sufrirlo se duplica. Esto puede deberse a los genes heredados o a factores medioambientales compartidos. La investigación de los posibles antecedentes familiares de cáncer colorrectal es importante. En ciertos casos, es aconsejable considerar la opción de realizar el cribado a una edad temprana o realizar asesoramiento genético.
Signos
La presencia de sangre en las heces puede ser un signo de cáncer colorrectal o un pólipo. La sangre en las heces puede ser roja, o negra cuando esta ha sido digerida. La sangre oscura en este contexto se denomina melena y con frecuencia es el resultado de la hemorragia de lesiones que sangran a mayor distancia del ano. La pérdida de sangre en ocasiones puede no ser visible a simple vista (microscópica). La pérdida de sangre puede derivar en deficiencia de hierro y anemia (cantidad baja de eritrocitos y de hemoglobina) y producir síntomas de fatiga, disnea y palidez.
Diagnóstico
La combinación de las quejas que se indican a continuación, especialmente si son persistentes durante un largo período de tiempo, debería suscitar la sospecha de cáncer colorrectal y merece más investigación:
cambio en los hábitos de defecación
malestar abdominal general
pérdida de peso inexplicada
fatiga prolongada
El diagnóstico de cáncer colorrectal se basa en las exploraciones que se indican a continuación. Es importante señalar que, en las mujeres, se debe descartar la presencia de cáncer de mama, ovario y endometrio simultáneamente.
1. Exploración clínica
Incluye una exploración física del abdomen y un tacto rectal. Al palpar el abdomen, el médico determina si el tumor ha provocado el aumento de tamaño del hígado y si ha producido exceso de líquido en el abdomen, lo que se conoce como ascitis. Durante un tacto rectal, el médico usará el dedo de una mano enguantada para explorar el interior del ano y el recto con el fin de detectar hinchazón anormal o rastros de sangre.
2. Colonoscopia
Una colonoscopia sirve para que su médico observe todo el intestino grueso. Puede ayudar a encontrar la causa de los problemas en una parte del intestino denominada colon. Los médicos también la usan para detectar el cáncer colorrectal.
Su médico coloca un tubo delgado con luz a través de su ano y recto hasta el colon. Antes del procedimiento, usted recibirá un sedante y medicamento para el dolor para que esté más cómodo. El tubo de colonoscopia tiene una pequeña cámara adherida a él. Le muestra a su médico imágenes del interior de su colon conforme el tubo se mueve. El médico también puede tomar una pequeña muestra de tejido a través del tubo para examinarla después. Obtener este tipo de muestra es parte de una prueba denominada biopsia.
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